PUERTAS ABIERTAS
40 AÑOS DE HISTORIA
Toda una vida... para muchos de nosotros, la Iglesia de Jesucristo SUD ha estado aquí, en Mataró desde que tenemos uso de razón. La generación de nuestros padres fueron los primeros miembros que se unieron a la Iglesia desde 1973, desde entonces no ha parado de crecer y lo que es más importante, no ha parado de florecer, tocando las vidas de cada uno de nosotros para bien.
Contemplamos nuestra historia como algo positivo, a lo que echamos la vista atrás para recordar experiencias y hermanos de la fe, con los que hemos compartido grandes tesoros de conocimiento, vivencias y servicio los unos por los otros, estrechando nuestros lazos de amor y ampliándolos a todos los que nos rodean.
Como miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, no es difícil integrarnos en la sociedad que nos rodea, es mucho lo que nos une. Nuestras creencias Cristianas y un fuerte sentimiento de ayudar a nuestro prójimo y respetar las leyes de la comunidad donde vivimos. si hay algo bello o de buena reputación o digno de alabanza, a ello aspiramos.
MIRANDO HACIA EL FUTURO
Como una unidad humilde de nuestra Iglesia, en Mataró nos sentimos muy bendecidos por la oportunidad de poder ocupar el centro de reuniones que estamos inaugurando estos días. No ha sido fácil y hemos trabajado todos juntos para poder conseguirlo, con fe y arduo trabajo, al no depender de las instituciones públicas para que nos mantengan.
A pesar de los esfuerzos y sacrificios, tenemos un fuerte sentimiento de que la nueva capilla será una oportunidad única para ser una luz a las personas que nos rodean y poder proclamar con gran ilusión que realmente hay un propósito en la vida, que tenemos la capacidad de superación personal y que a pesar de nuestros errores, un amoroso Padre Eterno está dispuesto a perdonarnos y a mostrarnos un camino de felicidad.
Que gozo poder tener unas instalaciones adecuadas para adorar a nuestro Dios, con reverencia y orden. También, mediante las instalaciones y actividades, el poder servirnos unos a otros, a los niños, los jóvenes, los desempleados o todo aquel que se pueda beneficiar, pertenezca a nuestra comunidad o no.